Resumen de contenido
Este documento ha sido escrito para describir y guiar a las Organizaciones de Pueblos Indígenas (OPI) en América Latina sobre el Programa de Preparación y Apoyo del Fondo Verde del Clima –FVC - (Programa de Readiness) y para ponerles en conocimientos y prepararlos para acceder directamente a los recursos financieros del Fondo Verde del Clima (FVC).
Las organizaciones de pueblos indígenas en América Latina, como en otras partes del mundo, han insistido y han mantenido un proceso permanente de presión sobre su demanda de acceso directo a los recursos financieros del FVC.
Este proceso presenta dos áreas: por un lado, los altos estándares y parámetros rigurosos del FVC, primero, para ser acreditado y segundo, para acceder adecuadamente a los fondos. Por otro lado, debemos considerar el historial y las capacidades administrativas, técnicas y financieras de las organizaciones de pueblos indígenas. Sin embargo, estos son dos aspectos muy diferentes, tanto el FVC como las Organizaciones de Pueblos Indígenas (OPI), tienen que analizar sus relaciones, conocerse mutuamente y trabajar juntos para allanar el camino para que OPI accedan a los fondos.
Este trabajo se realizó principalmente a nivel de escritorio solamente. Se ha dedicado mucho tiempo navegando por las distintas páginas del sitio web del FVC; se revisaron las decisiones de la Junta Directiva y también los informes de organizaciones regionales como el Observatorio para la Acción Climática (OLAC) y el Grupo de Finanzas de América Latina (GFLAC).
Lo que encontramos en esta investigación es que, a pesar de que el FVC es una organización nueva, en comparación con otras organizaciones financieras internacionales, como el Banco Mundial u otros bancos regionales, ha logrado crear una estructura orgánica robusta. Aunque la CMNUCC tomó la decisión de crear el FVC a partir de 2009 en Copenhague, el Fondo se creó como resultado de la 16ª Sesión, celebrada en Cancún, México, en 2010. Fue solo hasta noviembre de 2015, hace 5 años, que FVC aprobó sus primeros ocho proyectos.
En este proceso, el FVC ha sido muy ágil al definir y establecer su estructura orgánica, políticas, programas, procedimientos, mecanismos y garantizar su correcto funcionamiento. Estos son componentes muy robustos y estrictos del GCF.
Si bien la participación de las organizaciones de la sociedad civil (OSC) y el sector privado, como observadores activos, es muy limitada, las Organizaciones de Pueblos Indígenas lograron, lograron un acuerdo con las OSC de los países en desarrollo, a través del cual se le asignó un espacio en el Equipo de Observadores Activos.
Por su parte, las OPI han demostrado mucha tenacidad y capacidad de cabildeo, en su demanda de tener una ventana especial en el FVC, sin embargo, esto no se ha logrado. Quizás la creación de la Plataforma para Comunidades Locales y Pueblos Indígenas (LCIPP, por sus siglas en inglés) es un signo de los resultados y el impacto de ese esfuerzo, que podría avanzar en la provisión de recursos financieros a las OPI´s.
El problema ahora es que el FVC tiene un proceso de acreditación que es muy rígidos y estrictos, de tal manera que a las OPI les resultan ser condiciones y parámetros muy difíciles de cumplir. A pesar de esto, el FVC se preocupa por facilitar el proceso de acreditación para el cual está considerando nuevos enfoques. Una opción parece ser el enfoque de evaluación específica del proyecto. También vemos que la Junta Directiva del FVC ha adoptado decisiones para darle prioridad a entidades nacionales directas en aquellos países que aún no tienen una Entidad de Acceso Directo.